Hace unos meses os propuse un viaje (vía iTunes U) a través del Symposium que bajo el título “Mecanismos autonómicos y interacciones somato-viscerales en terapia manual” se realizó en el año 2008 en la University Of North Texas Health Science. Hablamos de ello en esta entrada

Las conclusiones y ponencias de aquel Symposium sirvieron para que ElSevier editara el año pasado el libro “The Science and Clinical Application of Manual Therapy”, libro que desde ya recomiendo encarecidamente a cualquier persona interesada en medicina manual. El Symposium juntó a clínicos y científicos de todos los campos (Osteopatía, Quiropraxia, Fisioterapia y Masaje) con investigadores de laboratorio. Como dicen los propios autores “Never before have all the major groups of practitioners who use manual procedures been together in such a meeting”. Desde luego, todo un reto….El libro tiene como objetivo juntar en un manual la más reciente información disponible sobre las interacciones somato-viscerales a nivel espinal, en el tronco encefálico y en el córtex cerebral. A la vez, se presenta abundante evidencia de cada una de las profesiones que de alguna manera o otra han investigado sobre este campo en relación a su aplicabilidad clínica.

“The book is a challenge to practitioners and scientists to rethink long held dogmatic beliefs about dysfunction and to expand and reformulate these beliefs in light of current knowledge”

En esta entrada, y aprovechando la información de uno de los capítulos del libro (capítulo 9), me gustaría hablar un poco de la fisiología del tacto, como elemento transversal a todos los que practicamos medicina manual, sea cual sea su vertiente. En contraposición a la archiconocida reacción defensiva de Fight or Flight, H. Selye en 1976 ya habló de una reacción psciofisiológica básica producida por la activación de nervios sensitivos cutáneos. Aumento de los umbrales de dolor, bienestar, activación del comportamiento social, inhibición del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), descenso de la presión arterial, vasodilatación cutánea, aumento de la función endocrina del sistema gastrointestinal entre otras reacciones, forman parte de la llamada respuesta de relajación y crecimiento o respuesta de calma y connexión (Uvnäs-Moberg 1997,2003). La hormona liberadora de corticotropina (CRF) y la vasopresina desempeñan un papel importante en las reacciones de defensa al estrés siendo también la Oxitocina un elemento fundamental para combatir el patrón de reacción defensivo. Así como la CRF y la vasopresina necesitan un estimulo nociceptivo para ser inducidas, la oxitocina se libera en respuesta a estimulación sensorial no-nociceptiva de la piel, es decir, el tacto o el calor. Esta reacción es la que se busca en los llamados tratamientos canguro (con niños prematuros) o para la lactancia materna cuando la oxitocina es liberada por las neuronas oxitocinergicas e induce adaptaciones fisiológicas y de comportamiento en la madre (Jonas et al 2008)

Ya que el tacto forma parte de nuestro trabajo, los efectos relacionados a la liberación de oxitocina deben ser tomados a consideración (y usarlos a nuestro favor). De la misma manera, la actitud del terapeuta y el contacto con el paciente en relación a la sensación de seguridad y confianza que se transmite, también favorece la liberación de oxitocina. Cuando un terapeuta toca a un paciente y a la vez sabe calmarlo y transmitirle sensación de confianza, los efectos oxitocinérgicos se activarán tanto a partir del estímulo sensorial (liberación en el núcleo paraventricular) como a través del sistema amigdalo-hipocampal produciendo al paciente una reducción de la ansiedad, un descenso de la sensibilidad al dolor y una estimulación de los procesos de restauración (Moberg et al 2005)

El libro incluye multitud de experimentos realizados tanto en animales como en humanos dónde se estudian los efectos de la oxitocina (y otros elementos) y donde se invita al lector a reflexionar sobre su papel en las reacciones que observamos en nuestros pacientes. Hubo un tiempo en que los médicos tocaban a sus pacientes, al menos para explorarles y me consta que algunos lo siguen haciendo. No obstante, el avance de la tecnología por una parte y la interacción médica que actualmente está establecida mayoritariamente, aleja el paciente del médico siendo muy infrecuente el contacto manual. En cambio nosotros estamos en una situación privilegiada. Muchas veces me pregunto que es lo que ha sido realmente terapéutico de mi intervención, han sido las técnicas?, acertar en el diagnóstico?, dedicar tiempo al paciente y hablar con él?, darle confianza y serle sincero?. Supongo que un poco de todo, tenemos la gran suerte de estar cerca y de “tocar”, interviniendo, aunque sea indirectamente, en sistemas aparentemente tan inaccesibles para nosotros como los ejes neuroendocrinos. Vale la pena recordarlo.

Ese es un punto clave de la medicina manual y una gran razón por la cual los pacientes acuden a vernos. Qué opináis?