Después de unas semanas metido de lleno en el terreno identitario y conceptual de la Osteopatía, necesito alejarme un poco de estos aspectos “tan profundos” y volver a centrarme en el día a día de nuestra particular guerra clínica. Ya desde hace tiempo, pero en especial en estos días, he oído a menudo la famosa frase de que “la técnica no es lo importante sino el concepto y el abordaje que la fundamenta”. Entiendo el sentido de la frase y estoy bastante de acuerdo con la idea que se quiere transmitir pero a la vez me ha surgido la necesidad de escribir un poco sobre la técnica propiamente. Hablo de técnicas manuales y importa poco el origen que estas puedan tener.

Todos hemos pasado esa etapa en la que saber cuantas más técnicas posibles era nuestro gran objetivo, importaba la cantidad y la vistosidad de estas, si podían ser algo complicadas mejor. Vídeos y fotos formaban nuestro particular y extenso arsenal terapéutico a la vez que este, estaba alejadísimo de nuestra pericia manual real. No tenías tiempo de digerir las aprendidas que ya buscabas nuevas técnicas para meter en el zurrón. Afortunadamente la fiebre pasa (con claras excepciones) y unos años después te das cuenta que si bien conoces un amplio abanico de posibilidades técnicas, a la práctica usas una corta lista de ellas. Usas esas porque son las que te funcionan, las que dominas y con las que obtienes los mejores resultados. Me atrevería a decir que la gran mayoría de técnicas que forman esta selección no son las más complicadas, ni muchísimo menos las más vistosas. Llega un momento en que tienes la sensación de hacer a todo el mundo lo mismo si o no? Pero no es así, y no es así porque la técnica tiene mucha importancia. La misma técnica puede realizarse con multitud de matices diferentes, con profundidades diferentes y sobretodo con intenciones diferentes.
Los Osteópatas hablamos mucho de la intención y aunque ni me tomaré la molestia de buscar si existe evidencia sobre el poder terapéutico de la intención, dudo que a nadie que trabaje manualmente con pacientes le resulte extraño este concepto. Pues eso es lo que hace que la misma técnica sea distinta cada vez que se aplica y eso también forma parte del trato individual al paciente

No obstante también hay que hablar de la efectividad técnica. Otra evolución natural en la consulta es la reducción progresiva de técnicas en cada tratamiento. Cada vez se necesita menos para conseguir más y eso es fruto de tu mayor experiencia en la integración clínica del problema, pero también de tu efectividad técnica que va aumentando con los años. Eso tu lo notas y ellos (los pacientes) también. Si alguna vez habéis practicado el sano y recomendable ejercicio de ser pacientes sabéis de lo que hablo. No tardas ni 3 segundos en hacerte una idea de la efectividad de las manos que te tocan. Se suele decir que la efectividad la da la práctica y es totalmente cierto aunque también es cierto que sólo practicando no se logra ser efectivo. Partiendo de que creo que nadie es 100% efectivo, en mi opinión, la práctica lleva a la efectividad digamos que hasta un 75%. El resto (un 15% para llegar al 90% máximo) la forman una mezcla de factores: La certeza de que es la técnica apropiada para el problema a la que se dirige, la intención correcta, la idoneidad del momento en que se aplica, algún otro…y el don. Hay gente que tiene un don en la aplicación técnica. Es la gente que todo lo hace fácil, es la gente que consigue desprenderse de todo parámetro técnico para llegar a una comunicación óptima y fluida con el tejido. Son esas personas que has visto innumerables veces en los vídeos buscando aquello que jamás se verá reflejado en un vídeo. Yo he tenido la suerte de ver a algunos, L. Hartmann, JP. Barral, G. Lamb, C. Stone, P. Cockhill, R. Brown….entre otros. Al final, exceptuando el hecho de tener o no tener el don, la efectividad técnica es la suma de práctica y experiencia clínica.

Con esta entrada lo único que pretendo es reivindicar un poquito la tan desprestigiada técnica porque al final, uno piensa que los pacientes evolucionan gracias a grandes interpretaciones teóricas sobre sus diagnósticos, sus patrones de disfunción y sus sistemas de adaptación. Pues no vale sólo con eso….la técnica es importante. Y aunque en los últimos días se ha repetido que hay que actualizar nuestro lenguaje para comunicarnos mejor con los demás profesionales a la vez que modernizar nuestro vocabulario antiguo, hoy me permito el lujo (tan criticado últimamente) de citar al Dr. Still en relación al tema que ha centrado esta entrada.

“Not only must you be able to locate the obstruction, but you must have the skill to remove it” A.T. Still

A mi me parece una frase muy actual-