homme & loupeCuándo uno pretende evaluar la eficacia de una intervención y especialmente la relación causal entre la exposición a esa intervención y el evento de estudio precisa de un diseño epidemiológico experimental. Dentro de los estudios experimentales, el ensayo clínico aleatorizado (ECA) es el “gold standard” ya que es el diseño que permite tener el mayor grado de certeza de que aquello que se concluye es acorde con la realidad (altos índices de validez). Su virtud reside en que el investigador tiene el control sobre la asignación de la exposición y que esta se lleva a cabo mediante un proceso aleatorio evitando en gran medida la posible introducción de sesgos. Aunque en la pirámide de la evidencia existen niveles superiores, la base fundamental de estos son los ECA. Pese a ello, los ECA y demás diseños experimentales pueden tener defectos metodológicos aunque su “arquitectura” favorece un nivel de certidumbre elevado tanto si los resultados son positivos como negativos.

Todo diseño experimental parte de una pregunta la cuál suele llevar implícita una hipótesis. Diseñar un experimento que permita verificar o rechazar dicha hipótesis, cuándo se pretende establecer relaciones de causalidad probada, precisará casi de forma obligatoria un ECA. No obstante, y aquí es dónde quisiera focalizarme, la pregunta suele venir determinada por una intuición, por una sospecha que ha germinado a partir de la observación o de la aplicación del razonamiento clínico teórico (o al menos así considero que debería ser). Lo que pretendo decir es que lo lógico sería buscar si existe correlación/asociación entre dos elementos antes de pretender probar si uno es causado (influenciado, alterado) por el otro. Los diseños apropiados para constatar esta asociación son los estudios observacionales. Son diseños que ofrecen una menor nivel de evidencia pero a veces son los únicos posibles en según que especialidades o situaciones clínicas. Aparte de esto me gustaría reivindicar la importancia del tipo de información que nos prestan. Una información que a pesar de tener limitaciones, nos permitirá formular preguntas mucho más coherentes para diseñar posteriormente ensayos experimentales. También vale la pena decir que, conocidas las limitaciones que la medicina manual tiene para aplicar de forma estricta las directrices metodológicas de un ECA, los diseños observacionales son nada despreciables. Queda mucho camino que recorrer en el campo de la investigación en medicina manual, vale la pena no dejarnos nada para el camino, especialmente si no estamos lo suficientemente preparados para conducir con el rigor que se requiere un ECA.

En los estudios observacionales, la asignación de la exposición (o intervención) ocurre sin la participación del investigador. Son los estudios de Casos y Controles y los estudios de Cohortes. En los estudios de casos y controles se elige un grupo con la enfermedad de estudio (casos) y otro sin la enfermedad de estudio (controles). Posteriormente estos grupos se comparan en términos de exposición que tuvieron al factor de estudio. Suelen ser retrospectivos, es decir, el inicio del estudio es posterior a los hechos estudiados. Vamos a ver algunos ejemplos en el campo osteopático:

En este estudio de J.C Licciardone et al (2007) se diseño un estudio de casos y controles para analizar la posible asociación entre la diabetes mellitus tipo 2 y una serie de 30 hallazgos osteopáticos palpatorios. Se consideró la presencia de los hallazgos osteopáticos como “enfermedad” (Casos si se encontraban y Controles si eran ausentes) y la presencia o no de diabetes la “exposición”. El análisis estadístico fue ajustado por edad, sexo y factores de comorbilidad. Este tipo de ajuste es especialmente importante en los diseños de casos-controles ya que uno de los puntos débiles de este diseño es la facilidad de que se introduzca un sesgo de selección al definir casos y controles. Para evitarlo se usan técnicas de “apareamiento” (“matching”). Vemos un caso de ello en el siguiente ejemplo.

En este estudio de Hollis H King et al (2003) el diseño de casos y controles buscaba la asociación entre haber recibido tratamiento osteopático prenatal y la presencia de alteraciones en el proceso parto (meconio en el fluido amniótico, parto prematuro, uso de fórceps o cesáreas). Como suele ser muy habitual en este tipo de diseño, se recurrió de forma retrospectiva a las historias clínicas de los casos y de los controles. Aquí se aparearon casos que habían recibido tratamiento osteopático con controles que no lo habían recibido.

Finalmente, este estudio de Kevin Washington et al (2003) analizó la asociación entre la presencia de puntos reflejos de Chapman y padecientes de neumonía. Es un estudio parecido al primero pero queda poco claro el diseño en relación a la cuál fue la variable dependiente y cuál la independiente.

Como se puede ver, los estudios de casos y controles son especialmente útiles cuándo se dispone de un registro de datos apropiado al que acudir de forma retrospectiva. No obstante, como en el primer caso, podemos alternar las variables para encontrar un diseño que nos resulte más acorde a nuestros objetivos. Con este tipo de estudio podemos obtener distintas medidas de resultado como la proporción de casos y controles expuestos, la intensidad y duración de la exposición en cada grupo y la Odds ratio (medida de asociación o riesgo de padecer una enfermedad o desenlace asociado a un factor de riesgo), La elección del grupo control es la clave en estos estudios. Debe ser comparable al de casos teniendo la misma probabilidad de haber estado expuestos que ellos y deben ser representativos de la población de donde proceden dichos casos

Un estudio de Cohortes es un diseño observacional, analítico longitudinal en el que se comparan dos cohortes (o dos grupos dentro de la misma cohorte) que difieren en la exposición al factor de estudio con el objeto de evaluar una posible relación causa-efecto. Este diseño admite un seguimiento prospectivo (expuestos y no expuestos seguidos en el tiempo esperando los eventos de interés), retrospectivo (la exposición y la enfermedad ya ha ocurrido cuando se inicia el estudio) y ambispectivo. De entre las estimaciones que podemos obtener cabe destacar la incidencia de una enfermedad en sujetos expuestos y no expuestos y el Riesgo relativo (riesgo de presentar la enfermedad de los sujetos expuestos en relación a los no expuestos). El estudio de cohortes más famoso del mundo es el estudio Framingham sobre epidemiología cardiovascular. Vamos a ver algunos ejemplos en el campo osteopático y de la terápia manual

En este estudio de G. Pizzolorusso et al (2011) Se siguió durante 3 años a 350 bebés prematuros. Se dividió la muestra en dos grupos uno de los cuales recibía el cuidado neonatal rutinario de la unidad y el otro recibía el mismo cuidado más tratamiento osteopático. Se evaluó las alteraciones gastrointestinales y el tiempo de estancia en la unidad. Es interesante leer la discusión de este artículo donde aparte del tema en cuestión, expone las limitaciones del estudio por el hecho de tratarse de un diseño observacional

En este interesantísimo estudio de A. Schäfer et al (2011) el objetivo era determinar si el dolor y las alteraciones disfuncionales de pacientes tratados con movilización neural eran distintas en función de una subclasificación de dolor lumbar irradiado. La subclasificación proponía ahondar en el término de irradiación y dividir a los pacientes bajo los términos  “sensibilización neuropática”, “denervación”, “sensibilización periférica” o “muculoesqueléticos”. Este estudio tiene pues 4 grupos que fueron expuestos a la misma intervención y se registraron los mismos desenlaces de interés (intensidad del dolor, función física y percepción general de cambio) Los pacientes clasificados como “sensibilización periférica” mostraron una mayor respuesta

Como hemos comentado, este diseño se utiliza para evaluar incidencia y riesgos. Un buen ejemplo es este estudio de M. Campo et al (2008) donde se evaluó la incidencia de alteraciones muculoesqueléticas relacionadas con el trabajo sufridas por fisioterapeutas así como los riesgos que las provocaron. Se siguió la cohorte durante un año

Como vemos, una Cohorte es un grupo de sujetos que tiene una característica o grupo de características en común (generalmente la exposición a un factor de estudio). Bien podríamos hacer referencias a un grupo de pacientes que recibe tratamiento manual durante un periodo de tiempo en el que esperaremos la aparición o no de los eventos de interés. Aunque también tiene limitaciones (larga duración y coste, numero elevado de participantes) creo que es un buen diseño para analizar datos en poblaciones que habitualmente son tratados con medicina manual, establecer asociaciones y posibles relaciones causa-efecto para diseñar a posteriori estudios experimentales que confirmen o  rechacen esta posibilidad.

Existen alternativas al ensayo clínico si bien este debe ser nuestro objetivo final para demostrar la eficacia de nuestras intervenciones. No obstante, los estudios observacionales así como alguno descriptivos pueden ser de utilidad en algunos momentos y también pueden aportar información a nuestro campo. Sólo me queda animar de nuevo a remangarse y a coger el gusto por probar aquello que hacemos.

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Investigación en medicina manual: Osteopatía basada en pruebas
Investigación en medicina manual: Uso de placebos
Investigación en medicina manual: Falta de evidencia, ¿como actuar?