IMG_6796Los osteópatas, igual que otros profesionales dedicados a las terapias físicas, invertimos mucho en formación continuada. Si bien la formación continuada es algo deseable en cualquier profesional de la salud, es justo reconocer el esfuerzo que supone en este campo particular,  pues suele ser una formación no financiada por nadie y acarrea un nivel de sacrificio personal, económico y familiar grandísimo. A la vez, el mercado académico está absolutamente minado de cursos y formaciones varias de calidad muy dispar e impartida por un sinfín de academias, escuelas, y empresas de formación. Esta situación provoca que al acabar los estudios de base, uno siente que debe (si o si) realizar cursos de postgrado para poder mejorar tanto la competencia clínica como la técnica. Nos lanzamos entonces a una carrera desenfrenada para acudir a cursos siguiendo recomendaciones de todo tipo y en parte empujados por una presión autoinstaurada a no saber atender debidamente a nuestros pacientes a la vez que quedamos atrás en relación a los demás. Si algún recién graduado se encuentra en esta situación, le recomiendo la lectura de esta instructiva entrada de Carlos Castaño (@carcasor) donde encontrará, a mi juicio, muy buenos consejos.

Mi caso no es diferente. Después de más de una docena de cursos de postgrado, fascinarme y decepcionarme a partes iguales con muchos de los profesores que me habían recomendado y cursar un Master y medio, decidí parar, reflexionar sobre cuales eran las verdaderas preguntas a las que buscaba respuesta, aprender a buscar correctamente la información adecuada para contestármelas y leer mucho. A día de hoy, aún y reconociendo el extraordinario valor de algunas de las formaciones que existen actualmente, pienso que tenemos cantidades ingentes de información útil a nuestro alcance para la que solo necesitamos habilidades de búsqueda, capacidad de análisis crítico y sobretodo curiosidad. Todo ello, sin mencionar el incalculable aprendizaje que te da el ver y tratar pacientes cada día, seguramente, el más valioso de todos.

No obstante, después de unos años sin acudir a más formaciones, decidí realizar de nuevo un curso de postgrado. Bajo el título de Neurobiología de las funciones del Sistema Nervioso Autónomo y Dolor, la Escuela de Osteopatía de la Coruña sorprendía con una propuesta diferente y atrevida dentro del campo de la formación continuada en Osteopatía. Si el título ya era atractivo de por si, la propuesta se volvió irresistible al conocer quién impartiría el curso. Nada más ni nada menos que el Dr. Wilfrid Jänig profesor emérito del Departamento de Fisiología de la Universidad de Kiel (Alemania). Su extensa y dilatada actividad científica se ha centrado en la organización periférica y central de sistema nervioso autónomo y su relación con los mecanismos del dolor. Además, son amplias sus contribuciones al conocimiento actual sobre los mecanismos neurales del dolor visceral, del dolor neuropático y el control neural y neuro-endocrino de la inflamación y la hiperalgesia. Es autor de más de 300 artículos y revisiones [2009-2014: 38], 55 capítulos de libros de texto [2009-2014: 15], 93 capítulos de libro, editoriales o comentarios [2009-2014: 14], 10 libros editados o números de revistas [2009-2014: 4], 1 libro (2006 único autor). Una visita a su perfil en ResearchGate da una visión aproximada de esta frenética producción científica fruto de toda una vida dedicada en cuerpo y alma al estudio de la neurofisiología.

Mi interés por el sistema nervioso autónomo (SNA) data de tiempo atrás pero mi aproximación a los trabajos del Prof. Jänig empiezan con la adquisición de su popular libro “The Integrative Action of Autonomic Nervous System” y de otra obra ya citada en varias ocasiones en este Blog “The Science and Clinical Application of Manual Therapy”. Y es que sorprendentemente, este reputado neurobiólogo alemán muestra un especial interés en la medicina manual y, en los últimos años, se ha aproximado al colectivo osteopático.

La práctica de la Osteopatía precisa de un profundo conocimiento anatomofisiológico y entender de que manera se interrelacionan los distintos mecanismos biológicos para mantener al organismo dentro de unos parámetros homeostáticos. La habilidad para lidiar clínicamente con las alteraciones de estos mecanismos pasa irremediablemente por comprender de la forma más precisa posible como se organizan en condiciones fisiológicas. Aunque fuertemente basada en la estructura, esa idea ya fue transmitida por el propio Dr. Still cuando decía:

“The work of the Osteopath is to adjust the body from the abnormal to the normal; then the abnormal condition gives place to the normal and health is the result of the normal condition”

AT Still – Osteopathy Research and Practice

Por lo tanto, el conocimiento de la neurobiología y en especial aquella relacionada con el mantenimiento de la salud en el paciente, adquiere una importancia capital para cualquier terapeuta manual. Dentro de los procesos sensoriales implicados en la regulación de la homeostasis destacan por encima del resto los procesos interoceptivos mediados por la actividad de las neuronas aferentes de pequeño diámetro (A-delta y C) que monitorizan el estado de los tejidos corporales. Los procesos interoceptivos están fuertemente relacionados con la regulación de las funciones corporales a través del sistema nervioso autónomo con la colaboración de otros sistemas como el neuroendocrino o el somatomotor.

A lo largo de estos 12 días de formación, el Prof. Jänig nos ha conducido hacia un apasionante viaje a los confines de los procesos interoceptivos y del funcionamiento integrado de los sistemas corporales “resumiendo” de forma maestra, más de 40 años de investigación en este campo. Este viaje, además de aportar una cantidad ingente de información precisa, probada y actualizada, me ha permitido corregir errores de concepto, adquirir nuevas perspectivas sobre el funcionamiento del SNA y sobretodo, reflexionar profundamente sobre el alcance, sentido y dirección de nuestro abordaje terapéutico. Las reflexiones provocadas por esta formación refuerzan ideas que desde hace un tiempo rondan en mi cabeza y que se ven también reflejadas en algunos artículos recientemente publicados en nuestro campo. Los conocimientos con los que actualmente contamos en el campo de la neurociencia y, especialmente en el estudio de la nocicepción y el dolor, empujan fuertemente hacia un cambio de perspectiva en relación al abordaje osteopático clásico. Sirva de ejemplo sobre la necesidad de este cambio de perspectiva el artículo recientemente publicado por D’Alessandro G. (2016 – Open Access) y demás compañeros del COME Collaboration. En mi opinión, es un artículo de obligada lectura para todo aquel con interés en obtener una visión contemporánea de la profesión o, al menos, una visión que incorpore los nuevos conocimientos científicos a la práctica osteopática, a la vez que se reinterpretan los principios fundamentales.

Por otro lado, tener la oportunidad de aprender de un científico básico “puro” provoca otras reflexiones en relación a la tarea investigadora, en relación al conocido “gap” entre la investigación y la clínica y al “cientifismo” en general. El Prof. Jänig es, en mayúsculas, un científico. Y eso queda plenamente demostrado no sólo por la producción científica que deja en la literatura sino también por su actitud y pensamiento en el momento de enseñar, transmitir sus conocimientos y responder a las preguntas de sus alumnos. Esta actitud es prácticamente inexistente en nuestro colectivo. Siendo el alumnado una audiencia formada en su totalidad por clínicos, el “conflicto” de perspectivas era más que previsible. Sin embargo, puedo afirmar sin miedo a equivocarme, que la experiencia ha resultado altamente satisfactoria por ambas partes. Los estudios presentados por el Prof. Jänig (la mayoría realizados con modelos animales) están muy pero que muy alejados del día a día de la realidad de un osteópata, pero a la vez, su única razón de ser es explicar la base fisiológica de mucho (por no decir todo) de lo que hacemos o decimos hacer. Y aquí es dónde la supuesta brecha entre científicos y clínicos debería desvanecerse para darnos cuenta de que nos necesitamos los unos a los otros y que de lo que se trata es que el esfuerzo conjunto mejore nuestras intervenciones terapéuticas.

No quisiera dejar de mencionar un aspecto que ha hecho de esta formación, además de algo excepcional, innovador y valiente, un absoluto privilegio y una lección de vida. Y es la calidad humana del Prof. Jänig. La vida de este médico alemán de 78 años, da para escribir otro libro y nos ha dado cuenta de ello durante estos días. Una vida de lucha, sacrificio y momentos muy duros que muy probablemente han forjado la humildad con la que transmite su conocimiento. No deja de ser admirable que llegados a este punto y con el reconocimiento internacional que le avala, acepte y dedique de forma tan entusiasta tiempo y esfuerzo en enseñar a un colectivo como el nuestro. Ha sido sin duda, una experiencia fantástica que espero poder repetir.

Finalmente, me gustaría reproducir aquí la conclusión con la que el Prof. Jänig (un científico básico con poco conocimiento de lo que es la Osteopatia) ha cerrado estos 12 días de extensa formación. Es un mensaje que me gustaría que llegara especialmente a aquellos que viven la investigación como algo alejado de la práctica clínica osteopática y que sienten resistencia a que nuestra profesión abrace el método científico como herramienta de progreso

“Brain and body are glued together to a unity by way of the autonomic system, neuroendocrine system and afferent interozeptive system which monitors the states of the tissues. These integrative processes are the material basis of the unity of body and mind and of health. Their decomposition leads to disease”

Prof. Dr. Wilfrid Jänig 2016

Algo muy parecido se me explicó el primer día de mi formación como osteópata…..